Veinte años han pasado desde aquel abril de 2001 en que David Blanco se aventuró en su propio proyecto musical. La banda se ha adherido a las sonoridades de esta isla caribeña, ha calado en el gusto popular y ha evolucionado hasta Parar el tiempo. David Blanco percibe oportunidades donde otros ven puertas cerradas, y se reinventa, incluso en este período agridulce donde ha encontrado luz en otros caminos. Pese a este fecundo recorrido, el músico desconoce si existe una clave para el éxito.
“Pienso un poco como Hemingway o Víctor Hugo: si existe alguna musa, ¡que nos coja trabajando! Creo que el quehacer, la constancia, el estar unidos, la amistad y el amor por lo que hacemos son las claves que ha permitido mantenernos estos 20 años. Estamos en un momento muy bueno en cuanto a la salud del grupo y la nuestra, con deseos de hacer cosas”, comenta el músico cubano.
¿Cómo llega David Blanco a este vigésimo aniversario?
Veinte años se dicen fácil, pero han sido dos décadas de muchas sensaciones; toda una vida de música y trabajo. No hemos cogido vacaciones ni por un momento. Desgraciadamente este aniversario ha coincidido con la pandemia y ha tocado reinventarse, darle la vuelta a las circunstancias para crear una serie de proyectos.
Llegamos con Feudalismo moderno, un disco con sonido rockero y en directo, licenciado bajo el sello de Bis Music. Arribamos a este aniversario con el lanzamiento del fonograma en un concierto desde el Morro Cabaña, donde La Habana funge como escenario, y el programa Backstage, pensado en un primer momento para las redes sociales y que se trasmite ahora por Cubavisión. En este último proyecto, además de los entrevistados, mostramos el trabajo que hemos realizado en todo este tiempo, en video y en música.
Estamos lanzando también una marca de ropa con varias líneas, entre ellas una de trajes clásicos, mi estilo de vestir en función de una marca; una que se llama Punto cu, donde presentamos diseños modernos de guayaberas, camisas que tienen que ver con el carácter criollo, y otra deportiva para muchachos jóvenes. Es una marca de moda cubana, mi estilo llevado a la industria textil. Lo estoy haciendo de conjunto con Confecciones Model y Artex.
No hemos parado desde que comenzó la pandemia. Hicimos ese primer concierto online a través de las redes sociales, y desde ese momento ha sido una idea tras otra. Estos 20 años coinciden con el momento en que el mundo está cambiando. Hay cosas que desgraciadamente llegaron para quedarse, y otras que pueden cambiar si las utilizamos bien.
Veinte años de experiencia conllevan reinventarse como músico y madurar como persona. ¿Cuáles son las principales diferencias entre el David de hace 15 años y el de ahora?
“Diferencias siempre van a existir. Uno madura. Soy distinto al David de hace 20 años. Eso sí, he mantenido mis principios como músico y ser humano, al igual que mi educación. Me siento muy afortunado, por la vida que me dieron y los padres que tuve. Soy una persona que mantiene sus principios, pero entiendo que el mundo está en constante transformación, y para que haya evolución tiene que haber cambio”.
“Creemos en la renovación, y por eso siempre pensamos en proyectos nuevos y diversos”.
David Blanco está orgulloso de su carrera, y según él, ello también tiene que ver con la madurez. Pero, acérrimamente, va a querer más. “La música siempre está ahí, desde que tengo uso de razón. No concibo el mundo si no lo veo desde la música. Sí, bastante orgulloso de las personas que he conocido, de los músicos con los que he trabajado, de la gente que me ha rodeado, y sobre todo, de estar ahora, después de 20 años. De sentirnos como si fuéramos adolescentes y estuviéramos empezando, con tantos planes y proyectos”.
Dos décadas de trabajo no significan inmutabilidad, sino persistencia en el trabajo y la defensa de un estilo legítimo. “Hay que tener una esencia. Creo que nuestro público nos sigue, nos quiere y nos respeta precisamente por eso. A partir de esa base y de esos principios hay que estudiar y prepararse, porque el mundo cambia, incluso las formas de vender la música son muy diferentes ahora. Creemos en la renovación, y por eso siempre pensamos en proyectos nuevos y diversos”.
En esta misma línea y gracias al apoyo de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), está materializando como productor musical una idea que se le ocurrió hace más de un año. “Nació en conversación con la Egrem. Es un disco de dj cubanos y productores de música electrónica en Cuba —los más importantes— que hacen remix electrónicos y los mezclan con canciones antológicas cubanas de todas las épocas, desde Matamoros hasta acá, incluso de la etapa de la música popular bailable de los años 90.
Un álbum en el Feudalismo moderno
David Blanco confiesa que demora hasta dos años para concebir y concretar un fonograma. No sabe si es algo positivo o negativo, pero se lo toma con calma; ello no es por falta de tesón, sino porque cuando trabaja los álbumes con lentitud, las ideas fluyen mejor. “No me gusta forzar los discos ni tener una presión del mercado. La idea de hacer un CD nuevo siempre va a existir”.
Feudalismo moderno, casi en su totalidad, está hecho por David Blanco en medio de la cuarentena. “Es un fonograma que prácticamente no tiene nada electrónico ni de programaciones. Todos los instrumentos suenan en vivo, incluyendo el bajo, las trompetas, los ukeleles, la filarmónica y las guitarras. Tiene como invitados a Ernesto Blanco, Kamankola, Kelvis Ochoa, JBarrios, Gabriela y Vocal Renacer.
“Hace rato quería hacer un disco así, con el sonido en directo. Es un CD de rock mayormente, pero con un sentir cubano, como siempre. Hay canciones que se refieren a La Habana, temas que tienen un lenguaje cubano; otras están fusionadas con la música cubana y recuerdan a improvisaciones del son. Siempre la meta en mis discos es lograr el reflejo de la música cubana. Se trata de una producción discográfica directa, con un estilo de los años 60 y 70; rockero, con algunas canciones románticas, baladas, y otras más fuertes. Tiene algún tema más moderno, que es el que tiene algo de electrónica, con la onda de las discos”.
¿Por qué Feudalismo moderno?
El nombre del álbum se debe a una canción homónima que forma parte del disco. Es una tema que habla de cómo la tecnología está dictando la cotidianidad del ser humano. Esas formas de vida tan tecnológicas pueden llevar a que las personas sean más controladas. De ahí surge la idea de Feudalismo moderno.
“El amor es lo que puede salvarnos”.
Esta propuesta llega en medio de una difícil situación mundial, por eso creo que hay que apoyarse en el amor para salir adelante. Esto es algo que mi música tiene. Quizás pueda sonar cursi, pero con la edad que tengo, las situaciones que he vivido, y los lugares y las personas que he conocido, al final, creo que el amor es lo que puede salvarnos y hacer que el ser humano no entre en conflicto”.
¿Qué características diferencian a Feudalismo moderno de otros álbumes de David Blanco?
Vida libre y Evolución, por ejemplo, son discos que tienen un poco más de electrónica. Feudalismo moderno, en cambio, es un fonograma con instrumentos todo el tiempo reales. Es un álbum más directo, con más sonidos del rock. Además, siempre voy a tener un poco más de madurez a la hora de escribir las letras y hacer las mezclas, aunque esta nueva propuesta no tiene muchas diferencias en cuanto a la filosofía que transmitimos.
En anteriores entrevistas has dicho que la tímbrica de Feudalismo moderno recuerda a los años 60. ¿Cómo logras dotar al disco de actualidad y que al mismo tiempo sea atractivo para los públicos más jóvenes?
“Mezclo ambos mundos: las formas de grabación que existían en los años 60 y 70; las guitarras, instrumentos y el equipo que tengo de esa época, con sonoridades actuales. Utilizo plugins modernos, y también escucho la música que los jóvenes prefieren, porque este segmento de público es el que marca siempre el camino del mercado. Hay cosas que suceden en el ámbito musical actual que no me gustan, pero hay otras que sí. Utilizo todas las herramientas que tengo, el conocimiento de la vieja escuela y el conocimiento moderno. Este disco tiene esa mezcla”.
Feudalismo moderno no ha salido aún al mercado, aunque ya se publicó en las redes un lyrics del disco y la banda está esperando para hacer un videoclip. Todo se ha atrasado por causa de la pandemia. “A partir de este lyrics, los elogios han sido maravillosos”.
Backstage, de la música a la pantalla
Backstage ha sido una nueva faceta de David Blanco, no tanto como conductor, sino como director y realizador. “Fue un espacio que encontramos para mostrar mucho material de archivo que tenemos en nuestra carrera. Allí estrenamos también algunos audiovisuales grabados en medio de la pandemia a propósito del aniversario; conciertos hechos en la azotea, en el portal de la casa. Pronto estaremos estrenando imágenes del concierto que hicimos en el Morro para celebrar estos 20 años”.
El programa es un medio para un fin: que el público aprecie más de cerca a David Blanco y la banda. “Confieso que no es de mi interés dedicarme a hacer programas de televisión, tampoco la actuación ni actividades de esa índole, pero al final, irónicamente, la vida me ha puesto esas oportunidades delante. Decidí hacer Backstage porque es un espacio natural, muy a la manera nuestra. No existe un guion preconcebido. Siempre tenemos una escaleta y un orden, pero no hay diálogos organizados como una acción netamente profesional. Es una variante que nuestro público necesita ver de nosotros”.
En el programa tocan música en vivo, y además de los materiales siempre tienen a un entrevistado. Por el set de este espacio han pasado Adalberto Álvarez, Pedrito Calvo, Síntesis, Lizt Alfonso, Manolito Simonet, Mayito Rivera, Luna Manzanares, Kamankola, entre otros.
El artista cubano está preparando otro proyecto con el Maxim Rock y la Agencia Cubana del Rock. “Blanco y Negro es un programa de música alternativa, de rock, de jazz, en el que voy a aparecer como conductor (de una manera muy atípica) y como director. ¡Y eso que no me interesaba!”, comenta en un audio vía WhatsApp.
En la mayoría de las respuestas a esta entrevista David Blanco habla en tercera persona, ya que la banda es una pequeña familia al estilo de famosa la novela de Alejandro Dumas: “uno para todos y todos para uno”. Recientemente incursionó en la faceta de actor. “Participamos en un teleplay para apoyar a nuestro guitarrista, Ronny Blanco, que se lanzaba como actor. Casualmente el rol que representaba era el de guitarrista de nuestra propia banda. Por suerte —sonríe— solo tuve que hacer el papel de David Blanco”.
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