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sábado, 16 de noviembre de 2024

‘La jefa’, lo nuevo de Aitana Sánchez Gijón

Cumelén Sanz coprotagoniza el inquietante thriller psicológico, ópera prima de Fran Torres...

Pablo Vázquez en Exclusivo 03/05/2022
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Filme La Jefa - Aitana Sánchez Gijón
El filme "La Jefa" juega en otra liga y demuestra que el chascarrillo social. (Captura de pantalla del Trailer de la película)

La gestación subrograda (o, para quien lo prefiera, el tema de las madres de alquiler) lleva dando guerra dialéctica en el cine desde hace mucho tiempo; hagamos memoria y rescatemos "Un bebé para mi esposa" (James Bridges) a comienzos de los, cinematográficamente, salutíferos setenta, una de las primeras películas en plantear el dilema en la gran pantalla. En tiempos tendentes a la polarización, un asunto tan delicado (y, por tanto, sujeto a infinitos matices) ha quedado para prender trincheras en las redes sociales, incendiar las tertulias de sobremesa y dar lugar a artefactos cinematográficos en mayor o menor medida didácticos, más o menos pedagógicos, parcialmente oportunistas y, por lo general, argumentativamente endebles y cinematográficamente escuálidos.

De la quema se salvaba la reciente "La hija" (Manuel Martín Cuenca, 2021), estimable película, si acaso excesivamente autoral y, por tanto, demasiado altiva, autoconsciente y ensimismada, con la que "La jefa" guarda más de un punto en común en lo meramente narrativo. La película del hasta ahora cortometrajista Fran Torres, a partir del guion de Laura Sarmiento, juega en otra liga y demuestra que el chascarrillo social, el dilema sociopolítico o moral generador automático de trifulcas y memes, es también la mejor arcilla para un tipo de cine que no se avergüenza de su adscripción genérica.

Torres y Sarmiento utilizan el actual clima de explotación laboral encubierta y el cinismo de los neoyuppies, tantas veces parapetado tras conceptos como el empoderamiento y la autorrealización, tantas veces glamourizado en películas y teleseries norteamericanas, como punto de partida para el juego de poder, la inmersión en la morbosa turbiedad del alma humana y el thriller canónico de punzón malsano que atrapa en forma de tela de araña, a mayor gloria de dos actrices mayúsculas: Aitana Sánchez-Gijón, en el papel más Joan Crawford de su carrera, y la joven y hechizante Cumelen Sanz, a la que recordamos en "Lejos de casa" (2020) de Laura Dariomerlo. El toma y daca entre ambas, su juego entre el complicidad y la insania, es el motor de la historia y el malicioso duelo entre féminas de armas tomar se convierte también en umbral para el bárbaro espectáculo y la ponzoñosa intriga.

Tira a mamá del tren

Expuesta su astuta y pertinente equiparación, boca arriba las cartas de su discurso, La jefa deja de lado el sermón y la diatriba para convertirse en puro grand guignol. Si bien títulos recientes como la española "Ama" o la noruega Ninjababy (ambos, 2021), con distintas herramientas, reivindicaban el término "mala madre" frente a la presión social del discurso globalizado y la precariedad de la situación socioeconómica, la película de Torres se sirve del deseo de maternidad para sacar a relucir el egoísmo intrínseco del ser humano, con independencia de su género, su medular predisposición a instrumentalizar al otro (en este caso, a la "otra"), aplastándolo y sometiéndolo.

Es entonces cuando el enfrentamiento cuasipugilístico, tan físico como emocional y ante todo moral, entre sus protagonistas establece inesperados lazos con un cineasta como Curtis Hanson, con el combate de cuerpos y miradas entre Annabella Sciorra y Rebecca de Mornay en la excelente "La mano que mece la cuna" (1992), sin olvidar el de Faye Dunaway (de nuevo, Crawford) y Mara Hobel/ Diana Scarwid en el clásico "camp Queridísima mamá" (Frank Perry, 1981); todas ellas visiones incómodas, seminales y políticamente incorrectas de lo maternal que poco tienen que envidiar a los recientes títulos de Júlia de Paz Solvas y Yngvild Sve Flikke.

Muestra embriagadora y peleona del mejor teatro de la crueldad, siempre decadente y sardónico, a veces malsanamente femenino sin ser fatuamente misógino, que entronca a su vez con las mejores películas de directores como Curtis Carrington, Lee H. Katzin, y el padre de todos ellos, el Robert Aldrich de "¿Qué fue de Baby Jane?" (1962) y "Canción de cuna para un cadáver" (1964), no por casualidad maestro del Jaume Collet-Serra de "La huérfana" (2009). De esta forma, un título como "La jefa", envenenada sorpresa, trasciende discurso y etiquetado para convertirse en un atroz muestrario de maldad humana, demasiado humana de tan reconocible y, nunca mejor dicho, familiar.


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Pablo Vázquez

Perdiodista


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