Al calor…. ¡diseño!

Lourdes se inclina en la baranda, parece un vigía parado en un mástil. Este calor no ayuda nada, dice mientras se abanica constantemente y se abre paso a codazos en el mar humano que desborda el céntrico Pabellón Cuba todos los veranos que desembarca allí la Feria Arte en la Rampa.

¡Mira, ahí está!...sube la voz mientras apunta a uno de los stands que llenan el gran foro. La tela es suave, en la espalda la redecilla se siente como si no tuvieras nada y ¿dime de los colores? me pregunta mientras sostiene un vestido sin mangas y tan fresco que me dan ganas de quitarme el que tengo y cambiarlo por este.

Yo no tengo ninguna objeción que ponerle. Quizá el precio… dudo. Nada de eso -me para- en las tiendas por el dinero que puedes pagar por este vestido te compras una blusa… eso si encuentras una que te guste.

A nuestro alrededor parecen multiplicarse las perchas. Y hay algo que me llama la atención. Tanya es la única línea de diseños textiles en toda la feria que vende trajes de baño. Los que se hayan llegado por Arte en la Rampa saben que hay vestidos, blusas, pantalones y faldas de todos colores, pero no bikinis… y eso que somos famosos por nuestro sol y nuestras playas.

A veces encontrar la tela es difícil, pero por suerte hace dos años formamos parte del Fondo de Bienes Culturales, y podemos adquirir tejidos que combinamos con materiales que traemos de ferias o convenciones en las que participamos fuera del país, nos cuenta Karen Santín, diseñadora y una de las dueñas de esta marca, nombrada en honor a su mamá, Tanya.

Decidimos hacer bikinis y todas las variantes de trajes de baño porque realmente es una línea muy poco explotada en Cuba, responde a nuestra pregunta sobre las trusas.

¿Recuerdas las Vanessa? ¿Dónde están? me pregunta Lourdes mientras seguimos buceando entre las piezas, cada una más atractiva que la otra: colores vivos, patrones diferentes y diseños a la moda, como ese retro tan buscado que es el traje de baño de dos piezas, en la que la de abajo llega a la cintura.

Y es que las cubanas por lo general no andamos tras las marcas famosas, sino de la comodidad, la belleza y lo actual. Y eso por lo general no es fácil de encontrar. Sobre todo en una Isla como la nuestra, donde necesitamos una ropa que nos alivie el calor constante, no que nos cocine a fuego lento.

Nuestro sello es la frescura y el color, asegura Karen, quien nos explica que primero incursionó en la fotografía y el diseño de joyas, antes de dedicarse a la moda.

“Trabajamos mucho el color, no nos gusta repetir una misma tela y tratamos de tener variedad, diseños frescos. El quid está en trabajar con lo que tienes y nuestras telas nos permiten hacer una variedad de combinaciones que vienen bien con nuestro estilo.”

Lo que queremos es que la mujer se vea linda, ya sea en la playa, en la ciudad, con una trusa o un vestido. La cubana es muy femenina, y en eso pensamos, en la delicadeza de las mujeres, dijo Santín, mientras mirábamos con ojos golosos los más de 30 modelos que presentan en la Feria.

“Cuba está llena de talentos, lo difícil a veces es ponerlo en práctica y encontrar los materiales para poder trabajar. Cuando no estamos en Arte en la Rampa, Fiart o Arte para Mamá se nos puede encontrar en J entre 25 y 27.”

Lourdes me miró. Yo la miré. No hubo nada que pudiéramos hacer. Dos bikinis (yo honré mi cinefilia escogiendo uno retro parecido al de una foto de Marilyn Monroe) prácticamente saltaron a nuestros bolsos. Nos despedimos y emprendimos retirada con la cabeza gacha. No nos atrevimos a mirar para los lados. Un laberinto de perchas y gangarrias: peligro potencial.