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sábado, 23 de noviembre de 2024

Veto a ZTE-Huawei, ¿una ciberguerra fría?

Según un informe del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, las compañías chinas representan un riesgo para la seguridad nacional de EE.UU....

Miguel Ernesto Gómez Masjuán en Exclusivo 23/10/2012
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ZTE - China
Huawei y ZTE vetadas en EE.UU. por supuesta amenaza de espionaje

Las compañías chinas ZTE y Huawei representan un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos, por lo que el gobierno debería evitar el uso de sus dispositivos electrónicos, ya que pueden contener “trampas explosivas que abran nuevas oportunidades de espionaje económico”. Este podría ser un interesante argumento para un guionista de series televisivas o un escritor de novelas de espías, enmarcadas en el contexto de la Guerra Fría; pero, al menos esta vez, esa línea argumental no estaría basada en la imaginación, sino en las conclusiones de un controversial informe dado a conocer por el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

Después de casi un año de investigación, el Comité concluyó que era imposible garantizar que ZTE y Huawei fueran independientes del gobierno chino. Por tanto, ambas empresas podrían ser empleadas como herramientas para penetrar la seguridad de EE. UU. De acuerdo con el documento, “China tiene los medios y la motivación para usar estas compañías con fines maliciosos”.

El Comité sugirió que se deberían bloquear las fusiones y adquisiciones de ambas empresas en Estados Unidos, como castigo por las denuncias de sobornos, corrupción, violación de las leyes de inmigración y “de un patrón y práctica en el uso de programas piratas en sus instalaciones en EE. UU.”, aseveró el polémico informe.

Ante las cámaras del programa televisivo “60 Minutos”, de la cadena CBS, el representante republicano de Michigan, Mike Rodgers —presidente del Comité que redactó el informe—, apeló el patrioterismo para justificar su decisión frente a los estadounidenses: “Busque otro proveedor si usted se preocupa por su propiedad intelectual y por la privacidad de sus consumidores y por la seguridad nacional de los Estados Unidos de América”, recomendó el político.

Fundada por un ingeniero militar, Huawei es una compañía privada que ha expandido notablemente su negocio en el pasado lustro. En la actualidad, solo Ericsson la supera en la distribución global de equipamiento para redes de telecomunicación (modem, routers); mientras, ZTE ocupa la cuarta posición en la lista de los principales fabricantes de teléfonos móviles y cuenta con más de 90 000 trabajadores en varias partes del mundo.

La penetración de estas compañías chinas es muy extensa: 45 de las 50 empresas de telecomunicaciones más poderosas del momento aparecen en su lista de clientes. Las otras cinco que optaron por no comprar los dispositivos del gigante asiático son norteamericanas.

Las acusaciones del informe presentado por el Comité molestaron, como era de esperarse, a Beijing. El gobierno chino exigió al Congreso estadounidense que cambiara las posturas sobre las empresas, consideró al reporte como un intento por golpear al país y señaló que la medida también afectaría al mercado estadounidense, porque muchos de los teléfonos que se utilizan allí son fabricados en China.

Después llegó el turno de las compañías vetadas: William Plummer, un ejecutivo de Huawei, enfatizó en que ellos operaban en 140 países y no habían tenido ningún problema. El portavoz de ZTE aclaró en una entrevista al diario The Wall Street Journal que ellos se enfrentaban a una evaluación continua por parte de Washington.

China y Estados Unidos se han acusado mutuamente, en múltiples ocasiones, por supuestos intentos de penetración en los sistemas tecnológicos del rival, para robar información que les permita tomar ventaja en temáticas económicas, políticas o militares. La intensidad y el secretismo de estos enfrentamientos provocaron que algunos decidieran catalogarlos como una ciberguerra, un término al que se le añadió un adjetivo que nos recuerda una etapa nada agradable del pasado: “fría”.

Huawei ya había sido vetada en varias ocasiones por el Comité de inversiones extranjeras. En 2008, bloquearon la compra de la compañía de redes 3Com; luego, en 2011, paralizaron la adquisición de la empresa de telecomunicaciones TeaLeaf. A todos estos vetos se añade que otra empresa norteña, Symantec, decidió abandonar en noviembre de 2011 su sociedad con Huawei, por temor a perder clientes, asustados por las campañas propagandísticas que intentan magnificar el peligro del supuesto espionaje chino.

Los conflictos en esta “ciberguerra fría” no se centran solo entre Estados Unidos y China. Huawei no pudo completar un millonario negocio en Australia porque allí también consideraron que los dispositivos chinos que se instalarían en una amplia red de banda ancha “comprometerían la seguridad” en la circulación de los datos.

Quizás el caso más curioso sea el del comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, quien ha insistido en la necesidad de reunir pruebas que ayuden a presentar un caso antisubsidios contra Huawei y ZTE. Para que esta investigación avance, es imprescindible recibir primero una demanda y, hasta el momento, ninguna de las principales compañías de telecomunicaciones, como Ericsson o Alcatel-Lucent, ha presentado una queja.

Cada parte involucrada en el conflicto asegura tener la razón de su lado. Huawei y ZTE alegan que no espían para Beijing y que son víctimas de una campaña propagandística adversa; mientras, los que vetan la expansión de las empresas chinas explican que adoptan esas decisiones por razones justificadas. Tal vez un sagaz guionista encuentre un final a esta “ciberguerra fría” que complazca al público al que estaría destinado esa supuesta serie televisiva; sin embargo, en la “vida en tiempo real”, esas respuestas parecen muy distantes, pues con tantos intereses comerciales de por medio, es muy difícil discernir dónde termina la realidad y comienza la ficción. 


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Miguel Ernesto Gómez Masjuán


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