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martes, 5 de noviembre de 2024

Un emprendimiento ecofriendly en La Habana

Ciclo EcoPapel, el taller de Yuyú, es un oasis. Cuando atraviesas el portón de madera en la entrada, de pronto todo es calma en esa parcela húmeda, rodeada de muros derruidos y con tecnología medieval...

José Raúl Concepción en El Nuevo Diario 07/07/2019
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Ciclo EcoPapel
Yunairy Estrada sujeta una planta con un contenedor biodegradable en la entrada de Ciclo EcoPapel, en la Habana Vieja.

Las vueltas que da la vida. Yunairy Estrada, que iba para contadora, encontró la motivación en el papel. No para hacer informes o cuentas, sino para reciclarlo y convertirlo en artesanía.

Yunairy, que en su nombre lleva a la generación de los 80’s y tiene apodo de personaje de cómic cubano (Yuyú), rompió la lógica al lanzar un emprendimiento basado en una imagen ecofriendly en plena Habana Vieja.

La capital cubana es una ciudad sucia. Encantadora, pero sucia. Y el centro histórico, con sus calles estrechas y sus olores raros es quizás el mejor ejemplo de ambas cosas.

Ciclo EcoPapel, el taller de Yuyú, es un oasis. Cuando atraviesas el portón de madera en la entrada, de pronto todo es calma en esa parcela húmeda, rodeada de muros derruidos y con tecnología medieval.

Un señor hace el proceso de reciclaje del papel con una extraña calma productiva. Tres mujeres, sentadas alrededor de una mesa enorme recortan cartones, pegan hojas; están haciendo agendas. Adelante, el mismo anciano que cuida el local hace retazos.

EMPRENDER CON CONCIENCIA SOCIAL EN LA HABANA

El taller de CicloEcoPapel. Foto: Fernando Medina/ Fonoma.

¿Es rentable comenzar un emprendimiento en Cuba con un enfoque ecológico y basado en el reciclaje? Yuyú cree que la respuesta a esa pregunta es complicada. Por supuesto, si no fuera rentable EcoPapel no existiera casi dos años después de su fundación. El reto está en lograr un impacto, al menos, sobre la comunidad.

Yuyú asegura que no, que el barrio no ha cambiado nada porque exista un emprendimiento con una propuesta ecológica. Quizás sí los niños que van una vez por semana al círculo de interés. Pero a la gente es muy difícil llegarle, por eso prefiere trabajar con los más pequeños, porque es más sencillo captar su atención. Sin embargo, ella se siente en parte satisfecha al demostrar que es posible tener un negocio rentable y preocupado por el medio ambiente.

Otro desafío es que la gente le compre. Hasta ahora sus principales clientes son instituciones. Los precios todavía son muy altos, para bajarlos tendría que aumentar la producción. Y en la tienda la mayoría de los compradores son turistas. Pero EcoPapel quisiera que los cubanos también usaran sus productos, que notaran la importancia de adquirir objetos manufacturados a partir del reciclaje, sin químicos ni contaminación.

Hay una variable importante que es la económica. En un contexto difícil como el cubano, ¿quién pagaría más por cuidar el medio ambiente?.

SER ECOLÓGICO EN CUBA

Yuyú cree que el reciclaje en Cuba es afectado por la falta de infraestructura. Foto: Fernando Medina/ Fonoma.

En Cuba existe un discurso intencionado hacia la protección del medio ambiente, el problema está en la ausencia de un sistema eficaz para el reciclaje y la falta de infraestructura que respalde las buenas intenciones. No es posible crear conciencia en la gente si llevar una vida responsable cuesta demasiados recursos y tiempo.

Así lo resume Yunairy Estrada: “Se habla mucho de responsabilidad social y cuidado al medio ambiente, pero no llega a ser real. También es complicado. No solo por los costos, sino por el tiempo. Por ejemplo, si quieres reciclar lo que te sobra de tela o plástico ¿dónde lo llevas? Tienes que hacer muchas gestiones y al final te cansas y (en el mejor de los casos) lo echas en el latón de la basura”.

Aunque, cuando se quiere se puede. En EcoPapel hicieron su propio sistema para recopilar el agua de lluvia mediante una canaleta en el techo, que traslada el líquido a unos tanques con gravilla, donde se filtra antes de almacenarse en el depósito final.

Y usan tintes orgánicos: semilla de aguacate, bija, borras de café, arena, aserrín…

UNA MICROEMPRESA FAMILIAR

Orlando, el encargado del proceso de reciclaje del papel. Foto: Fernando Medina/ Fonoma.

El señor que se encarga de reciclar el papel se llama Orlando, tiene 70 años, fue maestro de Dibujo en enseñanza secundaria durante 31 años y conoció el proceso que hoy hace gracias a Yuyú. “No sabía nada de esto, ni había leído, estaba perdido. Sabía sobre la producción en una papelera, pero la primera vez que supe cómo reciclar el papel fue aquí”.

Orlando es el tío político de Yuyú. En EcoPapel trabajan también la suegra, el padrastro y la tía, es un emprendimiento familiar. El staff en total lo integran siete personas.

En una jornada entera de trabajo, Orlando puede hacer hasta 111 hojas de papel reciclado.

Romelia, que también es jubilada y trabaja en la mesa donde el papel se convierte en producto, no lleva la cuenta con tanta exactitud, pero asegura que en un día llega a las 20–30 agendas, en dependencia de la urgencia del pedido.

Para Yuyú todo esto ha sido un auténtico viaje. “Nunca pensé que iba llegar a tanto”, reconoce. A ella solo le gustó la idea y decidió apostar sus energías.

Cuando salió embarazada hizo a un lado su corta trayectoria profesional como contadora y auditora para obtener una licencia de cuentapropista y trabajar en la casa, así pasaba más tiempo junto a su hija. Dejar la carrera de Contabilidad y Finanzas en tercer año fue quizás un antecedente de que no terminaría en los despachos. Aún así, con su diploma de técnico medio en la misma especialidad ejerció esa profesión durante varios años.

A las manualidades llegó mediante las piñatas, bolsas de regalo y otros útiles para cumpleaños. Las fiestas de niños fueron su principal mercado hasta que la Fundación Antonio Núñez Jiménez le hizo un encargo de bolsas en su 20 aniversario. Entonces la convidaron a emplear papel reciclado y Yuyú se lanzó a los tutoriales de Youtube para investigar.

MEGÁFONO VIRTUAL

Las redes sociales han sido la puerta al mundo de este emprendimiento. Foto: Fernando Medina/ Fonoma.

Para Ciclo EcoPapel es importante divulgar el proceso, no solo el producto. Entonces aparecen las redes sociales, donde impulsan su mensaje. El principal motivo de usar Instagram o Facebook es mostrar qué hay detrás.

“La razón fundamental de usar las redes está en la visibilidad que nos ha dado, no solo hacia los productos (qué tal vez es lo menos explotado) sino hacia el interior de Ciclo, lo que hacemos, nuestra labor de compromiso social, los procesos de elaboración, y todo lo que no se ve cuando uno tiene un producto terminado en la mano”, explica Max Barbosa, quien se encarga de toda la presencia virtual del proyecto.

Ciclo tiene también un grupo de Whatsapp, que ha servido para contactar con algún cliente nuevo y con gente interesada en colaborar, en formar parte de eventos y acciones.

Max lo tiene claro, las redes han contribuido a la visibilidad de la microempresa, a la propia imagen de Yuyú como emprendedora y a diseminar “la participación del sector privado en la intervención social y su relación con las empresas estatales, particulares, mixtas y organizaciones no gubernamentales”.

La llegada de los datos móviles ha cambiado los ritmos a la vida de mucha gente, también a EcoPapel. Ahora pueden responder los mensajes de los usuarios en menor tiempo, hacer concursos online… “Por ejemplo, sin datos móviles no tendría sentido estar en Whatsapp, porque no habrían prácticamente usuarios en Cuba (…) y lo más importante que Yuyú haya tomado conciencia de documentar los momentos de Ciclo para llevarlos a las redes”, continúa Max, que también es profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

Ahora son un negocio del siglo XXI.

Y en ese camino han llegado hasta Airbnb. Ciclo acaba de inaugurar una “experiencia” para aprovechar las potencialidades comerciales del turismo, a la vez que enseñan sobre la cultura del reciclaje y el papel manufacturado. En su afán de relacionarse también con el público nacional, lanzarán una versión con precios y métodos de pago asequibles.

A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Ciclo EcoPapel tiene como meta reciclar también plástico. Foto: Fernando Medina/ Fonoma.

Como un emprendedor no puede quedarse quieto, Yuyú visualiza su próximo gran paso: el plástico.

La fuente de recursos está muy cerca. En la Habana Vieja existen muchos bares privados que cada noche utilizan cientos de envases de plástico, que luego van a la basura y… quién sabe a dónde.

Ciclo EcoPapel quiere impedir que lleguen al mar. Piensan invertir en equipos y a mediano plazo, quizás dentro de un año, elaborar nuevos productos con esa materia prima.

Más cercano en el tiempo, están los contenedores de papel biodegradable para vender plantas a personas y viveros, y evitar el uso del nylon para transportar las posturas. Estos ya los están haciendo, pero Yuyú quisiera contribuir a que su uso se expandiera mucho más.

Aunque lo esencial está demostrado: “Tenía como objetivo evidenciar que sí es posible hacer un emprendimiento privado en Cuba con un enfoque ecológico y basado en el reciclaje. Puedes hacerlo y vivir”.


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José Raúl Concepción

Periodista graduado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana

Se han publicado 1 comentarios


Aleida Gutiérrez
 9/7/19 9:12

!Bravo Yuyu adelante! Ya te visitare.

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