viernes, 20 de septiembre de 2024

Vive la vida

Café Society, la película que inauguró el Festival de Cannes de este año, es la última realización de Woody Allen...

Diany Castaños González
en Exclusivo 29/11/2016
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Cafe Society
La película es la última realización de Woody Allen.

Es un filme ambientado en los años treinta de Hollywood, y cuenta la historia de un amor imposible: Un muchacho que va de Nueva York a los Ángeles para labrarse un futuro y se enamora de la amante de su tío, quien es su benefactor.

Lo demás es un viaje entre la pasión y la cordura, el camino que conviene y el que es más fácil, siempre sustentado por una fotografía portentosamente nítida y por los diálogos y los chistes propios de toda la obra de Woody Allen, como por ejemplo, el comentario sobre la religión de los judíos: “No entiendo por qué no tenemos un paraíso como los otros. Eso aumentaría la clientela”.

Toda la cinta permanece en un estado de anticlímax; cada plano circula por el camino más sencillo posible. Hay quien dice que esto es producto de la vagancia octogenaria de Allen y hay quien pondera que en el feroz intento de Allen de hacer una película por año; es natural que no todas sean Annie Hall. Pero prefiero –es verdad que soy férrea seguidora de este director; lo venero con beneplácito incondicional- no comparar:

Cada obra de Allen, entera, se me antoja como fragmentos del cuadro de Guernica de Picasso. No puede decirse que el detalle de la madre con el hijo muerto en Guernica es mejor es mejor que el detalle del toro, o el detalle de la paloma. Asimismo no puede compararse una obra de Allen con otra. Todas son parte de un cine de autor de alta categoría. Toda su obra es arte y en el arte las competencias están de más.

De todas maneras, para ser absolutamente justa y haciéndole honor a esta columna, voy a decir los contras que miran mis ojos en Café Society.

La cinta no aporta ninguna novedad. Es la misma receta de siempre: un argumento simple, envuelto con tonalidades de jazz y diálogos generosos sobre la muerte y las demás disquisiciones filosóficas antropológicas del ser humano. El actor Jesse Eisenberg haciendo de alter ego de Woody Allen, lo que prueba que, ¡aleluya! sabe imitar de lo más bien.

Kristen Stewart, la actriz coprotagonista, es sencillamente, insípida. Hasta al lado de vampiros y hombres lobo metrosexuales lo era. Es tan sosa que ni siquiera reluce su atractivo físico; ni siquiera Woody Allen puede lograr que cierre la boca… ¡uf! Los únicos que realmente relucen son Blake Lively, totalmente desaprovechada en su papel de mujer-florero y Steve Carrel, que hace lo mejor que puede con un papel inconsistente: nunca se entiende por qué pasa de darle largas al sobrino a hacerlo su confidente.

Pero más allá de esto: Café Society muestra el amor desde un punto de vista muy adulto, que no teme asumir la realidad de la vida. En sintonía con Manhattan, este filme resulta una comedia romántica de muy buen gusto, con cierto aliento a Scott Fitzgerald, quien, como sabemos, fue un novelista norteamericano de llamada “época del jazz”, o sea, los principios del siglo veinte.

Esperemos que no sea la última película de Woody Allen. Este director ha demostrado que aún tiene mucho lienzo artístico que ofrecer. Su Guernica aún no está terminado.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.


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