viernes, 20 de septiembre de 2024

Un mundo feliz

Imagínense por un momento que viviéramos en una sociedad donde todo el mundo es feliz…

Diany Castaños González
en Exclusivo 06/09/2016
3 comentarios

Imagínense por un momento que viviéramos en una sociedad donde todo el mundo es feliz. Todo el mundo se levanta por la mañana, se toma una pastillita que le inhibe las emociones negativas, como son el miedo y la tristeza, y se van, felicísimos, para sus respectivos trabajos.

Imagínense que no hay enfermedades porque todos los bebés se manipulan genéticamente para que sean sanos ‒y a los que no cumplen las normas de salud se les asesina‒. Una sociedad donde no hay competitividad ni amor. Ni siquiera colores. (Nada que traiga diferencia. Lo desigual genera conflictos, deseos y lucha. Las peleas son negativas, generan golpes y odio: enemistad. Lo mismo pasa con el amor cuando no es correspondido, así que se evita y punto).

Este es el mundo que propone The Giver (2014), una película del director de cine australiano Phillip Noyce, basada en la novela homónima de la autora estadounidense Lois Lowry. Tanto la novela como la cinta están ambientadas en una sociedad futurista que, aunque se presenta a sí misma como utópica, paulatinamente se descubre como absolutamente distópica.

Muchos criticaron a la novela The Giver por sus referencias explícitas al asesinato. Otros consideraron que el tema era apenas un instrumento para  criticar a una sociedad -¿o era suciedad?- donde el ser humano es siempre manipulado y observado, tal y como mismo criticaba en 1984 George Orwell o en Un mundo feliz  de Aldous Huxley.

Ya lo decidirán por ustedes cuando la vean. En The Giver (2014) el  protagonista es un adolescente llamado Jonas, al que le asignan el trabajo ‒la libertad de elección en esta sociedad es mínima, así que él no decide cuál es su vocación sino que alguien la decide por él‒  de ser el que guarde en su memoria los recuerdos de la historia de la humanidad. Se le entrega el recuerdo de guerras, del dolor, pero,  también de la música, de la nieve, de los bailes y del amor.

Él es el único en su comunidad que sabe cómo se vivía antes de que el mundo fuera absurdamente feliz. Antes de que todo fuera tan en blanco y negro y las personas tan desabridas y sobrias. Antes de que todo el tiempo, la vida de cada persona se estuviera grabando en cámaras que luego podían visionarse para saber qué había hecho desde el momento en que nació.

-¿Qué tiene de malo la nieve? –pregunta el adolescente Jonas a su tutor, porque en la sociedad en que se ha criado nunca cambia el clima, le extirparon las estaciones de su vida.

-La nieve implica frío –explica Jeff Bridges, que es el Giver, el Dador de recuerdos‒ El frío implica que los hombres tiemblen, que la comida escasee. Que haya hambre y necesidades. ¿No querrías tú quitar eso del mundo dónde vives?

En ese punto de la película el adolescente, y junto con él el espectador, está de acuerdo con el Dador. Pero a medida que el filme avanza, la teoría de Huxley que asume Phillip Noyce  en su cinta queda más clara:

Una sociedad sin matices, basada en la igualdad, podrá haber eliminado el dolor y los sentimientos, pero es muy superficial y monótona. Una felicidad por la que no ha costado trabajo luchar carece de autenticidad. A Huxley, que pasó a la historia como filósofo y escritor, y es el creador de la base de este mundo distópico en el que los ciudadanos viven una felicidad aparente, le parecía que una sociedad así carecería de “alma”.  

Resulta que –Orwell, Huxley y hasta Lowry y Noyce estarían de acuerdo‒ el dolor y la angustia son parte de la vida, como lo es muerte y la desesperación. Sin estas expresiones, la alegría, en perspectiva, pierde significado.

Claro que quisiéramos una felicidad continua y universal, donde no existieran problemas. Pero esto no es posible, asume claramente Huxley, que nació en el siglo XIX, sin que la sociedad sea manipulada y la libertad de expresión y de elección reducidas.

No es la primera vez que esta dicotomía se presenta en el cine. Los seres humanos, hartos ya de tanto conflicto en nuestras vidas, a menudo nos inventamos, aunque tan solo sea en la ficción, posibles bifurcaciones del destino de la humanidad. Está, por ejemplo, La Matrix (1999) de los hermanos Wachowski. Allí hay par de personajes que escogen pertenecer al mundo donde no se tiene conciencia de la realidad, pero se vive feliz.

Her, de Spike Jonze, filme que cuenta la historia de un hombre que se enamora de su computadora. O sea, que opta por una relación con una entidad digital antes de una real, lo cual es el equivalente, filosóficamente hablando, a tomar una pastillita de felicidad al comenzar cada día en The Giver. El equivalente a, como dice el filósofo catalán Jordi Pigem, que El Titanic se esté hundiendo y la gente esté jugando Pokemón en cubierta.

Así que escojan ustedes. Qué prefieren, un mundo feliz, sin enfermedades ni conflictos y sin libertad de elección alguna, o uno totalmente distinto. Uno lleno de conflictos emocionales, de miedo, de sentimientos encontrados, de contradicciones y deseos. Pero son tus deseos, tus contradicciones, tus miedos y tus esperanzas. ¿Qué escoges tú?


Compartir

Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 3 comentarios


vangelys
 9/9/16 21:20

Entonces cual es la verdad filosofica de nuestras vidas?...nuestras vidas no son perfectas...por eso podemos llamarla  vida.....por que existe un inicio(el nacimiento) y un final(la muerte)...entonces cual es nuestra verdad...las grandes preguntas: Que somos? De donde venimos? A donde vamos? la vida parece un sueño diana...es como una estacion...para algunos es un verano, para otros un otoño, tal vez un invierno y muchos simplemente no llegan a tener sus estaciones.....la vida es mas que ser o no ser....un mundo feliz....?

Diana
 9/9/16 12:49

Yo escojo la verdad... por encima de todas las cosas

vangelys
 7/9/16 17:47

Yo pienso que se puede hacer un hibrido......jajajaja.......los dos extremos tienen sus pro y sus contras....que escogerias Diana.....?

Deja tu comentario

Condición de protección de datos