La princesa Mononoke

Ver la manera en la que se recrea la naturaleza y las relaciones entre los animales en el filme La princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997) corta la respiración. A pesar de ser larga y su enmarañada trama logra mantener la más absoluta atención del espectador.

No en balde fue ganadora de cuantiosos premios, entre ellos el Oscar a Mejor Película de Animación. El mensaje de Hayao Miyazaki no ha variado mucho desde su primera película, la Naussica de 1984: la necesidad de conservar la naturaleza y aprender a vivir en armonía con ella. En todas sus cintas, incluso en la que muchos consideran su gran obra maestra, que es El viaje de Chihiro, hay un toque ecologista.

Una de los mejores puntos de sus películas es la redondez dramatúrgica de sus personajes. Miyazaki entiende que detrás de cada personaje hay un razonamiento y una motivación válida. No intenta tomar parte ni presenta bandos de buenos y malos; la vida es mucho más complicada que eso. Su meta es la convivencia pacífica en un espacio común donde se respeten las diferencias y se defienda un vínculo de paz.

El argumento: el joven Ashitaka es contaminado mientras intenta salvar a su aldea por un demonio enfurecido. Con el fin de buscar una cura para el mal que terminará matándolo emprende un viaje por el bosque… en el cual conocerá de la guerra entre los humanos y la naturaleza, y las intenciones de unos y otros:

La líder del bando de los humanos, llamada Lady Eboshi, no quiere cortarle la cabeza al espíritu del bosque por pura maldad sino porque ello hará que los animales sea más fáciles de manejar y así los humanos progresarán más. Y los animales del bosque no son puros y exentos de defectos: muchas veces caen presa de la ira y actúan movidos por los deseos de venganza. Es entonces cuando se convierten en demonios.

Hay un personaje sublime en esta cinta, un samurai que se le acerca a Ashitaka y entabla con él una de los monólogos más interesantes que he escuchado jamás en película de animación alguna, que prueba que esta cinta es más dedicada a los adultos que a los niños:

-“En estos días hay un montón de odio alrededor de nosotros. Viene del hambre, de las necesidades… y a nadie le importa. Así que tienes una maldición, ¿y qué? Todo el maldito mundo tiene una maldición. Todo el mundo muere; algunos ahora, otros después. Eso es todo”.

Par de curiosidades sobre este filme: en la versión al inglés de La princesa Mononoke la actriz Gillian Anderson, que es admiradora de la obra de Miyazaki, es la que dobla la voz de la chica que es criada por los lobos y que le da nombre a la película. Para la animación de los bosques se tomaron como modelo a paisajes japoneses que hoy son considerados Patrimonio de la Humanidad.

La princesa Mononoke es una cinta de exquisita realización que rebosa de leyendas japonesas y mitos ancestrales, con un trasfondo cultural muy valioso y una banda sonora inolvidable.