“Hay historias cotidianas pero de gran transcendencia social que, simplemente, desaparecen porque detrás no ha habido un hombre curioso, un investigador convencido, un profesional comprometido con el derecho a la información capaz de navegar e indagar entre los miles de documentos existentes y, sobre todo, capaz de exigir que los datos públicos sean eso, públicos”, así fundamenta el periodista español José Luis Rodríguez la importancia de una de las tendencias que actualmente acapara debates, eventos teóricos, concursos y una variada producción periodística.
El periodismo de datos, reconocido como “una de las grandes oportunidades que tiene la profesión para recuperar su crédito social”, utiliza el poder de las computadoras para encontrar, contrastar, visualizar y combinar información proveniente de varias fuentes, según el profesor de la Universidad de Birminghan, Paul Bradshaw.
Por su parte, Aron Philopher, director del departamento Interactive News Technologies de The New York Times, considera que “el periodismo de datos es un término general que abarca un conjunto cada vez mayor de herramientas, técnicas y enfoques de la narración de historias. Se puede incluir todo, desde el tradicional periodismo asistido por computadora (utilizando datos como fuente), hasta la visualización de datos más avanzada y otras aplicaciones de comunicación. El objetivo unificador es periodístico: suministrar información y análisis para ayudar a que se nos informe acerca de todos los temas importantes del día”, sostiene.
Los antecedentes de esta técnica de recuperación y análisis se remontan a la década de 1950 en Estados Unidos, cuando el joven periodista Philip Meyer se dedicó a atender una queja comunal sobre lo costoso que resultaban los seguros escolares contra incendios y huracanes. Armado de lápiz y papel pudo dar con tres historias en las que demostró que el 65% de las aportaciones de la campaña del presidente tenían su origen en las compañías de seguros.
Más adelante, con la diversificación del uso de las computadoras, se facilitó notablemente el trabajo de los reporteros y el “periodismo de precisión” se desarrolló hasta convertirse en una línea de trabajo con fuerte basamento teórico y espacio en las aulas universitarias de la especialidad.
Sin embargo, en el complejo escenario comunicativo actual, resulta difícil estudiar terrenos y asuntos de investigación, pues los volúmenes de datos que los acompañan sobrepasan la capacidad de análisis de un único periodista. Por lo que la creación de equipos multidisciplinarios es una constante dentro de los empeños por diversificar el periodismo de datos y el aprovechamiento de sus contribuciones para develar historias ocultas.
Entre los ejemplos más llamativos se encuentra el grupo de periodistas, desarrolladores y analistas tras el Datablog del diario británico The Guardian y su equivalente en el norteamericano The New York Times. En Francia destaca OWNI y por la parte española los ingenieros y especialistas en comunicación que conforman el Media-Lab Prado han avanzado notablemente en la aplicación de esta vertiente periodística. América Latina presenta un caso relevante en la sección LN Data, del argentino lanacion.com. Otros medios de alcance regional como The Seattle Times (EE.UU.) y The Detail (Gran Bretaña) también han sido reconocidos por sus aportes en el área, con merecidos premios en el Data Journalism Awards –entre otros sitios galardonados— celebrado por primera vez en 2012.
Para Philopher, “los datos son solo el punto de partida, no un objetivo por sí solos. No basta con crear una base de datos y ponerla a disposición de los lectores sino que, de alguna manera, el periodista debe primero guiarlos a través de los aspectos más relevantes de la información y dejarlos explorar libremente, (…) el mayor desafío es que los datos cuenten la verdad”, asegura.
No obstante, numerosos profesionales establecen como uno de los mayores obstáculos el escaso apoyo legal para acceder a información privilegiada, sobre todo gubernamental. La española Coalición Pro Acceso indica que 95 países tienen leyes para el acceso a la información, pero solo Irlanda y Nueva Zelanda permiten el acceso a bases de datos.
Victoria Anderica, miembro de la organización, señala que una ley de acceso a la información pública reconoce el derecho de las personas a solicitar información a las instituciones y la obligación de estas de contestar en un tiempo razonable, con la información solicitada o con una respuesta motivada de por qué se deniega el acceso. “Este derecho debe tener límites y estos límites deben estar claramente establecidos en las leyes. Hay información que debe ser protegida ya que su publicación puede dañar a otros intereses legítimos como la privacidad o la defensa nacional. Lo importante es que estos límites no lo sean por definición sino que se estudie caso por caso la publicación o no de la información solicitada”, insiste.
En Cuba, la utilización de técnicas similares está débilmente extendida, por lo que en estos momentos no puedo citar un ejemplo de periodismo de datos nacional —si alguno de nuestros lectores conoce algún caso lo invito a compartirlo—, aunque el contenido recopilado por la Oficina Nacional de Estadísticas pudiera convertirse en un objeto de análisis valioso.
La criticada postura que mantienen diversas instituciones de negar información solicitada por los profesionales de la prensa debe influir en las reducidas y condicionadas incursiones que en tal sentido exhiben los medios cubanos. De igual forma incide el limitado acceso a muchas de las aplicaciones utilizadas para “limpiar los datos” y exponer patrones como Google Refine y Google Fusion Tables. Aunque en muchos casos estas últimas pueden ser sustituidas por Excel –declara el propio Philopher— disponible en el entorno ofimático de la isla.
Leidys
1/3/13 16:06
Muchas gracias a ti "Jack" por este comentario tan interesante. Completamente de acuerdo. Muchas disciplinas pueden valerse (lo han hecho y seguirán) de estas técnicas para establecer relaciones y sacar conclusiones de las bases de datos. En el periodismo se ha trabajado con enfoques diversos, como bases de datos públicas, solicitadas o creadas por el periodista, las generadas en los medios de comunicación, colaboraciones de los usuarios o el ejemplo de Wikileaks, pero lo más importante sigue siendo dotar de sentido a esos datos y "contar historias". El apoyo de especialistas en Ciencias de la Información, ingenieros y desarrolladores, así como de diseñadores (para los gráficos y visualizaciones, entre otras cosas) es imprescindible para lograr buenas investigaciones, que además cumplan su propósito con los usuarios. Saludos
Liud
1/3/13 12:21
Leidys, me ha llamado mucho la atención tu artículo. El tema, en lo particular, me apasiona porque soy justamente una bibliotecaria cubana que trabaja para un medio de prensa, que es a la vez Centro de Información. Por suerte para mi, mi profesión se reivindica cuando en cada trabajo periodístico de mi publicación (porque también es mía), está presente la labor que realiza un equipo multidisciplinario de comunicadores, informáticos, diseñadores, periodistas y especialistas en información. Estos últimos nos insertamos en la cadena productiva aportando esos datos que contribuyen a un mejor periodismo. Para quienes trabajamos tras bambalinas, descubrir un artículo nacido del olfato y pesquisas de nuestra labor; encontrar datos dispersos entre párrafos; ver las referencias e información factual en un despiece de un material; nos da la medida de cuanto aportamos y cuanto ya se hace por acercarnos al periodismo al que aspiramos. Todavía le queda mucho camino por andar a nuestro periodismo y a la gestión documental periodística en nuestro país; la práctica de estas técnicas en casa no es la más extendida, pero algún que otro ejemplo podemos encontrar. No hay que ir tan lejos, el ejemplo que comparto es el de esta misma revista para la que escribes; que todavía lejos de los galardonados, ya comienza a hacer sus pininos. También, el Centro de Información para la Prensa, desde su creación, ha estado en función de ser esa fuente documental y factual para los periodistas. Aquí les dejo un enlace a un espacio que se construye poco a poco para apoyar a la prensa con esos datos necesarios: cifras, cronologías, enlaces, referencias.... http://www.cip.cu/contenido/menu2/compendios-informativos-1 Como bibliotecaria, les animo a los periodistas a contar con nosotros; como nosotros contamos con ustedes para poder entregarles la información más oportuna, el dato más atinado, la fuente más responsable. Mis saludos
Jack Ripper
28/2/13 14:59
LEIDYS Un artículo muy interesante. Aunque por tu profesión vinculas el análisis de datos al periodismo, su utilización en otras esferas es algo que sobrepasa el límite del periodismo y esta profesión pudieran utilizarla como lo hacen los analista de información de mercado, lucha contra el fraude en tarjetas de créditos y móviles, entre otros. En Cuba, la Consultoría Biomundi/IDICT y el Centro de Información del Instituto Finlay han sido pioneros en la utilización de técnicas como la minería de datos para extraer a partir de grandes volúmenes de publicaciones científicas y patentes las tendencias en las líneas de investigación, relaciones entre temáticas, determinación de núcleos claves en las investigaciones, entre otros. Tus colegas de Bibliotecología lo deben utilizar en el análisis de las referencias bibliográficas. Es verdad que la disposición al público de bases de datos no es común, aunque el periodista/investigador interesado en una temática pudiera crear su propia base de datos a partir de la estructuración de la información que aparece en la prensa sobre una temática dada. Estas técnicas y herramientas son de gran utilidad para lograr el cambio de lo cuantitativo (cantidad enorme de datos) a lo cualitativo (formarse una opinión, llegar a una conclusión, etc)Muy interesante esta línea que tocas en el artículo. Gracias nuevamente
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