Mientras la agencia de Naciones Unidas para el SIDA (ONUSida) señalaba en su informe anual, el pasado 21 de noviembre, que las nuevas infecciones del virus cayeron a su nivel más bajo en 14 años, apenas dos días después, las noticias anunciaban que una nueva cepa del virus (en la foto) comenzaba a circular en Francia.
Según refirió la BBC en un reporte, el paciente -diagnosticado en tierra gala- había viajado recientemente a Togo, en el occidente de África. La información dada por los científicos del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) y el Centro Nacional de Referencia de VIH de Francia advirtió que ese virus ya estaba circulando en otros países.
La cepa, que pertenece al grupo N del VIH, es mucho más parecida al tipo de virus que se encuentra en los chimpancés que a las cepas que circulan en los humanos.
El caso fue motivo de preocupación para no pocos especialistas, pues los síntomas se presentaron muy rápida y severamente, con la inflamación de glándulas, fiebre, erupción y úlceras, lo que significaría la aparición de una cepa rara y mucho más virulenta que las otras variantes.
Aunque el número de nuevas infecciones se ha reducido en más de un 20 por ciento desde 1997, esta nueva cepa abre nuevas líneas de investigación entre los científicos que ahora deben determinar el mecanismo de transmisión del virus y cuál es su potencial patógeno.
El VIH se divide en varios grupos, la mayoría de las variantes que afectan a los humanos pertenecen al grupo M, y en menor medida al grupo O. Sin embargo, en 1998 se documentó el primer caso de una infección de un virus del grupo N -vinculado al virus de simios- en una mujer que vivía en Camerún; mientras que en 2009 se encontró un cuarto grupo llamado P, en una mujer de Camerún que vivía en París.
ACTUALIDAD Y FUTURO
Si bien ONUSida destaca el papel de muchos gobiernos y programas de prevención en un mejor control de la pandemia, la realidad demuestra que, mientras no se obtenga una cura definitiva, el peligro asecha a todas aquellas personas que mantengan relaciones desprotegidas.
Actualmente más de 34 millones de personas de todo el orbe viven con la infección y más del 50 por ciento no cuenta con tratamientos para la enfermedad. Por si fuera poco, continúan reproduciéndose falsos mitos y estigmas asociados a las vías de transmisión, a la vez que se requiere incrementar la lucha por la defensa de los derechos humanos de muchos pacientes.
El doctor Peter Ghys, jefe de la División de Epidemiología y Análisis de ONUSIDA, dijo a la BBC que el mundo cuenta ahora con el conocimiento y las herramientas para derrotar el VIH, por lo que es necesario enfocarse en áreas específicas, de las que ya se conocen los efectos.
El experto comentó sobre regiones como Latinoamérica que han obtenido muy buenos resultados, lo que le ha permitido mantener bajos los números de nuevas infecciones, con un liderazgo en el acceso universal a los tratamientos para la enfermedad.
Los especialistas de esta entidad subrayan el incremento que han tenido las inversiones para combatir el Sida, en comparación con la década pasada, aunque todavía cada año mueren 1.8 millones de personas por esa infección.
Esto se debe a que los programas de lucha se han vuelto más eficientes, no sólo porque se ha logrado una reducción en el precio de los antirretrovirales, sino porque ahora se cuenta con estrategias basadas en evidencia científica que tienen alto impacto y eficacia.
Una de las características que se analiza sobre el VIH en los últimos tiempos es la mayor incidencia que está teniendo el virus sobre las mujeres. Si bien no existen distinciones de raza, sexo, creencias religiosas, orientación sexual, país o nivel socioeconómico que protejan a una persona de poder adquirir esta infección, existen condiciones que hacen que algunas poblaciones estén más expuestas que otras.
En tal caso se encuentran las féminas, con mayor índice de mortalidad. Las investigaciones señalan que las posibilidades de transmisión de hombre a mujer son mayores que las de mujer a hombre.
Un artículo de la Nature Medicine plantea que la molécula receptora que se encuentra en la primera línea del reconocimiento del virus, por parte del sistema inmunológico del organismo, responde de manera diferente en función del sexo de la persona que contrae el VIH.
Los estudios realizados en laboratorio demostraron que un mayor porcentaje de estas células inmunológicas, conocidas como dedríticas plasmocitoides, se activaba más en mujeres sanas cuando eran confrontadas con la variante del virus VIH-1, en comparación con las mismas células de hombres sanos.
Al analizar la implicación de los niveles hormonales de las mujeres los médicos pudieron constatar que en las féminas que ya habían pasado la menopausia las dedríticas plasmocitoides tenían menos actividad, lo que indica que la progesterona juega un papel decisivo en el proceso.
Estas son algunas de las disyuntivas que ha presentado la pandemia en los últimos tiempos. Aunque las estadísticas indican un decrecimiento paulatino en la incidencia de contagios, aún son muchas las personas que se infestan, ya sea por falta de información, de métodos de protección, o porque insisten en tener una conducta irresponsable en su vida sexual.
DESDE LA ISLA
Tras 24 años de epidemia, en Cuba se ha logrado contener la propagación del VIH, con solo un 0,1 por ciento de prevalencia, la más baja en América Latina y el Caribe. Junto a Canadá y Estados Unidos, la Isla ha logrado eliminar transmisión por vía materna-infantil, siendo la forma de infección en más del 99 por ciento de los casos diagnosticados el contagio vía sexual.
En la Isla se trabaja en la elaboración e implementación de resoluciones legales para proteger a las personas con VIH en su centro laboral y la comunidad, la atención diferenciada con suplemento alimentario, atención integral y personalizada, así como el incremento de disponibilidad y acceso a medios de protección, y la aprobación de estrategias de comunicación que sistematice la difusión de la información.
Desde 1986 fue implementado el Programa Nacional de Prevención de las ITS/VIH/sida, que en los últimos dos años ha redimensionado su abordaje en función del comportamiento de la epidemia en el país, focalizando sus acciones a las localidades y personas más afectadas.
A ello se sumó la sociedad civil, los jóvenes, las mujeres, las poblaciones más expuestas, y las personas con VIH en todas las etapas de la respuesta, desde la planificación hasta la supervisión y la evaluación.
En el año 2011, como ya es tradicional, Cuba se sumó a la iniciativa de ONUSIDA que en esta ocasión busca promover programas y proyectos encaminados a reducir a cero las nuevas infecciones por VIH, las muertes relacionadas con el sida y la discriminación en todo el mundo.
Debates comunitarios, presentaciones de libros, obras de teatro, videodebates, y una gala cultural, son algunas de las acciones que tienen lugar en el país.
Aunque aspirar a cero transmisión, cero muertes y cero discriminación, de aquí a 2015, es bien difícil, las autoridades médicas, especialistas y muchos cubanos y cubanas coinciden en que esta infección puede evitar, y es posible llegar a un estatus en que la epidemia deje de ser un problema de gran magnitud.
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