La vida secreta de las hormigas (+pdf)

¿Y si los animales tuvieran una civilización avanzada y no lo supiéramos? ¿Y si esa civilización estuviera a metros por debajo de nuestros pies,  regida por una población inmensa, de las especies animales  más fuertes, organizadas y trabajadoras?

 Esto es lo que propone “Las hormigas”, novela del escritor francés Bernard Werber. Cuenta dos historias paralelas. La primera la protagoniza Jonathan Wells, quien ha heredado de su tío, el famoso biólogo, Edmond Wells, una casa cerca del bosque. Él decide investigar sobre el pasado de su tío, a quien apenas conoció en vida, y su trabajo.

Debajo, a varios niveles del suelo están las hormigas, en una sociedad tan intricada y compleja como los mismos túneles que habita.  Allí vive el otro personaje principal,  valiente y minúsculo, el macho 327, una hormiga roja.

 El libro plantea la sociedad de las hormigas como una sociedad compleja, con entramados políticos y sociales, su propia historia y cultura.

El macho 327 es de Bel-o-kan, la mayor potencia política en un área importante del bosque de Fontainebleau, en Francia. Está conformada por una gran ciudad central y por 64 ciudades hijas federadas, en su periferia. 

En el mundo de las hormigas hay también otras ciudades, o más bien, coaliciones de ciudades.  Por ejemplo, “Ciudades hijas de la dinastía NI: Yodu-lu-baikan (la mayor productora de cereales); Giu-li-aikan (cuyas legiones de asesinas vencieron hace dos años a una coalición de las termiteras del Sur); Zedi-bei-nakan (famosa por sus laboratorios químicos capaces de producir ácidos de combate superconcentrados); Li-viu-kan (cuyo alcohol de cochinilla tiene un sabor a resina muy apreciado).” Tienen aliados, pero también enemigos.

 Lo más curioso es la narración.  La novela personifica  a las hormigas, pero no demasiado, describe sus acciones como lo haría un documental, pero se centra también en la psicología, aunque mínima, de los personajes hormiga, y el misterio que deben resolver para salvar a su colonia. De manera que se aprende sobre el mundo social de estos insectos  y sus características a la vez que uno se entretiene con la trama y la ficción de la cultura inventada por Bernard Werber.

La parte humana de la historia transcurre sobre todo en la casa del bosque, donde el tío de Jonathan le ha dejado una carta que pone: «SOBRE TODO NO IR NUNCA LA BODEGA». Sin embargo, él decide entrar y por mucho tiempo no sabremos que habrá dentro.

 La novela hace cierto guiño a la Guía del autoestopista galáctico, ya que dentro del texto aparecen fragmentos de la Enciclopedia del saber relativo y absoluto, obra del personaje Edmond Wells. Esta compara la civilización de las hormigas con la humana. He aquí un fragmento:

“SOCIABILIDAD. Entre las hormigas, como entre los seres humanos, la sociabilidad viene predeterminada. La hormiga recién nacida es demasiado débil para romper por sí misma el capullo que la aprisiona. El bebé humano tampoco es capaz de andar o de nutrirse solo.

Las hormigas y los seres humanos son especies formadas para ser asistidas por el entorno y

no saben o no pueden aprender solos.”

 Para resumir, “Las hormigas”  sigue, por ejemplo,  la idea de A Bug's Life, (Bichos, una aventura en miniatura), la película animada de Pixar, de adentrarse en el mundo de los insectos, que no por minúsculo deja de ser interesante y complejo;  a su vez que nos hace reflexionar sobre la naturaleza,  la historia de la humanidad y sus relaciones sociales.

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