Hoy daremos un gran salto por sobre el Atlántico, hacia lo que algunos -pienso que equivocadamente- llaman la Madre Patria.
Sí, hasta la península ibérica nos hemos ido y, específicamente, hacia su porción sureña, hacia la grácil Andalucía.
¿Para qué hemos dirigido nuestros pasos hasta la tierra del salero? Bueno, no para irnos hasta algún tabla´o a entonar cante jondo, aunque ganas no nos falten.
No, en Andalucía estamos para probar que nuestro gusto por el diminutivo lo heredamos de aquella gente sandunguera.
Todo el que conozca un poco de bolerazos traganaliqueros, sabe que en sus letras abundan versos que nos hablan de tu boquita o tus besitos.
Vaya, a continuación, una prueba, en los versos de esta coplilla andaluza, donde el diminutivo aparece nada menos que en un adverbio:
Me escribiste, me escribiste
que venías, y no vienes;
claritamente estoy viendo
el amor que tú me tienes.
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