Queridas comadres, compadres estimados:
Hace muchísimo tiempo, nuestros antecesores nombraban cajón de sastre al sitio donde se conservaban, medio olvidados, los más disímiles objetos. Un par de botas viejas. O la orquídea –ya fosilizada-- que la tatarabuela llevó en el pecho, entonces juvenil, el día de su boda.
Y, cada vez que enciendo mi personal computer, recuerdo aquel antiquísimo modismo.
Sí, porque en el ciberespacio hay de todo, como en el cajón de sastre.
Una útil biografía de Héctor Zumbado. O sabios consejos para mantenernos saludables. O la explicación de qué es un transistor. O un agresivo jueguito digital de “pum-pum-te-maté”. O damas ligeritas de ropa. O la más reciente burrada de Trump.
Y –créalo o no lo crea-- también allí tiene su lugar el habla popular cubana.
Escogí allí algunos modismos –que los autores clasifican entre los más escuchados-- y les agregué su respectiva acepción.
Allá va eso:
CHAO, PESCA’O. Formula de despedida.
MUDARSE PA’L REPARTO BOCARRIBA: Morirse.
JUGAR A LOS BOMBEROS: Bañarse.
TIRARLE PIEDRAS A L MORRO: Emprender un proyecto de imposible realización.
BOTAR LA PELOTA: Tener un desempeño relevante, en lo que sea.
ESTAR EN LA FUÁCATA: Encontrarse en la miseria.
MATAR CANALLAS: Hacer algo chapuceramente, para salir del paso.
CAERLE (a alguien) LA MALA: Caer en desgracia.
CHUPARLE EL RABO A LA JUTÍA: Tomar bebidas alcohólicas.
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