Eran un pueblo de doce tribus, insignificante en el mundo de hace dos milenios. Sí, no eran más que eso los hebreos.
¡Ah!, pero crearon un credo, que hoy se enseñorea de las almas en buena parte del planeta.
Esa fe nos llegó cuando el Adelantado, Diego Velázquez, acompañado de trescientos feroces guerreros, cruzó el que hoy llamamos Paso de los Vientos, hasta el extremo oriental de esta isla antillana.
Bien armados venían: la espada y La Biblia. Y por las páginas de ese libro transitaban cientos de personajes, cada uno con su nombre.
Cultura dominante al fin, lo anterior iba a reflejarse hasta hoy entre nosotros.
Sí, abundan los nombres inspirados en la cultura creadora de aquel texto.
¿Me pedía usted un ejemplo? Pues vea a continuación unos cuantos, acompañados de sus significados.
Abigaíl. Fuente de alegría.
Adán. Hombre.
Ana. Gracia.
Benjamín. Hijo de la mano derecha.
David. Amado.
Deborah. Abeja.
Elías. Alto.
Enmanuel. Dios con nosotros.
Eva. Vida.
Gabriel. Hombre de Dios.
Isaac. El que ríe.
Jacobo. El que suplanta.
José. Él sumará.
Juan. Jehová es benigno.
Miguel. Quien es como Dios.
Raquel. Cordera.
Susana. Lirio.
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