Primer vistazo: un chivato bien remunerado
El año de 1231 debe ser marcado con piedra negra en el calendario.
Entonces, unos estatutos de Gregorio IX germinan en el Tribunal de la Inquisición.
Se inauguraba una época siniestra, con el aire saturado de los lamentos de los torturados y del olor a carne chamuscada.
La Inquisición llegó también a Cuba, aunque en una versión menos agresiva que en otras latitudes. En 1518 aquí le dan candela al judío español Juan Muñoz. Una vez incinerado el reo, el monarca español decide que parte de su fortuna le sea entregada a Gonzalo de Guzmán, quien delató a la víctima.
Quizás la condena no tuvo que ver con asuntos de fe, sino con las ansias de aquel buitre de embolsillarse los bienes del condenado.
Segundo vistazo: el nacimiento de una villa ilustre
Andan por ahí, desperdigados por esos campos recónditos. Son los supervivientes: del látigo inmisericorde del encomendero, del suicidio en masa, de los gérmenes que el europeo trajo, y ante los cuales carecían de defensas.
Sí, son un puñadito… pero están ahí.
Por eso, el honorable cabildo de San Cristóbal de La Habana, con fecha junio doce de 1554, ordena que los indios no anden más de vagabundos, según dicen, y que sean concentrados en un paraje donde los pueden adoctrinar, a la vez que mantienen sobre ellos control gubernamental.
Sí, eso pasaba hace más de cuatro siglos y medio.
Entonces, queridas amigas; entonces, amigos dilectos; comadres y compadres todos, entonces… está naciendo Guanabacoa.
Tercer vistazo: lo que costaba la jama
Lo nutritivo para llevarse bajo el bigote, es materia de general interés. Por ejemplo, ayer, en el agro más cercano a mi casa, en Lawton, compré malanga –que ha sido una especie vegetal silvestre--, decía, compré malanga a no sé cuántos pesos la libra... libra a veces de doce onzas.
Pero vayamos al pasado. / En 1556 el cabildo de La Habana, en una orden, obliga a los dueños de posada a que vendan la libra de carne de puerco asada a dos reales. Y –miren ustedes lo que son las cosas—por la libra de carne vacuna estipulan la cuarta parte. Una piña vale medio real, y lo mismo se paga por seis plátanos.
Si usted desea dormir en aquel sitio, ha de abonar medio real, si aspira a que le den una hamaca.
Como se ve, el maltrato al consumidor no es cosa de hace solo un ratico.
senelio ceballos
30/1/16 7:30
Argelio! Felicidades, bravo me gusto este articulo!! Su lector. El guajiro chambero
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