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sábado, 23 de noviembre de 2024

Hinojosa, un hombre total (1)

Acaba de fallecer un hombre excepcional...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo
en Exclusivo 28/11/2015
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Todos hemos conocido a Mengano, Zutano o Esperencejo, quien ha brillado en tal o más cual campo, que se ha distinguido en una u otra vertiente específica del quehacer humano.

   No fue ese el caso del hermano Francisco Martínez Hinojosa, quien acaba de decir adiós a este mundo tangible y tridimensional.

   Él fulguró en todo. O sea, estoy hablando de un hombre total.

   ¿Me preguntaban ustedes por su intelecto? El suyo, poderosísimo, lo puso en función de su gente, de los de abajo, de la fauna sublime que siempre ha sido un sello de su adorado Santiago (2). En esto, seguía un destino genético, un mandato del ADN, al continuar por las huellas de su abuelo, autor de un libro imprescindible, Oriente folklórico (3).

   Y aquel cerebro admirablemente organizado se puso al servicio de su pueblo, como funcionario eficiente y probo, durante los largos y exitosos años durante los cuales encabezó el Centro Nacional del Derecho de Autor.

   Pero, ahora, ¿se interesan ustedes en cuanto a la personalidad desbordante que desplegó? Pues sépase que, por cada poro de su rolliza anatomía, exhalaba chivadera de la mejor, de la que cultivan los cubanazos superiores. Siempre tenía la sonrisa presta, aunque no exenta de una inteligente y dulce ironía.

   Pero, ¿ahora me preguntan ustedes sobre Hinojosa y los deberes patrios? Dígase que jamás, cuando Cuba tocó a su puerta, recibió la callada por respuesta. Solo mencionaré una anécdota contundente, que lo dirá todo. La nación se desangraba durante el mandato de El Indio, El Hombre, El Mulato Lindo de Banes, como lo apodaban sus guatacas secuaces. En El Caney, un comando da muerte a un miembro de los institutos armados batistianos. En aquella unidad revolucionaria se contaba con un combatiente llamado Francisco Martínez Hinojosa. ¿El jefe del grupo? Pues… Frank País García.

   Queridas amigas, amigos dilectos: ya conocemos demasiado bien la frase hecha, el cliché, el lugar común tan abusado por mediocres despedidores de duelo: “Él no ha muerto”.

   Pero yo hago mía la sobada, trilladísima frase. Porque sé que mañana, cuando a mí me haga falta una información erudita, o un apoyo amistoso para mi espíritu desbaratado, voy a marcar su número telefónico y escucharé una voz, cálida, cordialísima.

   Cuánta dicha haber sido su hermano.

 

(1)   Palabras en la despedida de duelo.

(2)   Francisco Martínez Hinojosa: Personajes populares y cuenteros de Santiago de Cuba. Ediciones Santiago. Publicado en 2007 y 2011.

(3)   Ramón Martínez Martínez: Oriente folklórico. Imprenta El Lápiz Rojo. Santiago de Cuba. 1934.

  


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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