Una pareja resiliente es una pareja feliz (+ Video)

Desarrollar resiliencia es la capacidad de adaptación para superar adversidades traídas por la propia vida, como pueden ser por serias dificultades familiares, laborales, personales o graves problemas de salud o financieros, o cualquier otra situación de fuerte y desagradable impacto emocional.

Significa “rebotar” de una experiencia difícil, como si uno fuera una pelota de goma o un muelle, y mientras más rápido y alto se rebote, tanto mejor para la persona. Esto no significa insensibilidad o falta de emociones angustiosas en quienes han experimentado grandes adversidades, desengaños o frustraciones. Múltiples factores componen esta capacidad. Consiste en reflexiones, acciones y conductas aprendidas y que a cualquiera le es posible poner en práctica.

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UNA PAREJA RESILIENTE

Las parejas con buena resiliencia buscan juntos soluciones a los problemas, respetan la identidad de cada uno y se orientan sobre todo a cuidarse uno al otro en toda circunstancia.

Las parejas resilientes son como una liga donde la vida puede ponerlas a prueba, estirarlas, pero siempre vuelven, sin romperse, a una posición de crecimiento y evolución, a la del amor, el respeto y la armonía en la convivencia. Se trata de algo que todos podemos aprender y desarrollar para disfrutar de relaciones de pareja muy felices y satisfactorias.

Aplicar la resiliencia al campo de las relaciones de pareja permite esclarecer cuáles son los auténticos pilares que sostienen a las parejas felices. Ya sea en tiempos de calma o en momentos difíciles puede actuar como el buen timón, como la brújula más confiable.

CARACTERÍSTICAS DE LA PAREJA RESILIENTE

El principal rasgo que define a estas parejas es la habilidad para encarar con armonía las dificultades de la vida y desde un punto de vista psicológico lo más llamativo de estos vínculos es soportar el peso o el impacto de determinado conflicto, pero sin romperse. Esa elasticidad, esa facultad para recibir los golpes grandes y pequeños del destino, para después volver a la estabilidad y a su forma original, es lo que más les caracteriza.

Ser una pareja resiliente no es coincidir en todo. El amor auténtico en este tipo de pareja también deja margen para el desacuerdo y la opinión diferente porque no por tener puntos de vista opuestos en algún aspecto va a disminuir el cariño. Este afecto se demuestra aceptando al otro tal como es, respetando sus puntos de vista, aunque no estén en armonía con los nuestros en algún momento. Esa verdadera y sincera aceptación es la que permitirá resolver conflictos y diferencias.

EMPEÑO PARA SOLUCIONAR LO QUE PREOCUPA

La pareja resiliente está atenta a cualquier necesidad y preocupación. No la deja para la mañana, ni la trata de disminuir con el clásico “es que siempre estás con lo mismo, es que tú te preocupas por cualquier cosa”. Ser sensible a las emociones e inquietudes del otro, de cualquier magnitud, previene los problemas futuros. Esto necesita de una voluntad resuelta, tiempo, empatía y habilidades para la comunicación entre ambos.

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La pareja resiliente no espera a que el otro se dé cuenta de lo que le sucede, pues se atreve a comunicarle directamente qué siente, qué piensa y qué necesita porque sabe que la sinceridad es la base de toda relación saludable.

NO ES ASUNTO DE CULPABLES, SI NO DE SOLUCIONES

Algo común que sucede en muchas relaciones no resilientes es caer en el juego de la culpa. Son situaciones en las que no faltan frases como el clásico “es que tú nunca, es que tú siempre, es que para ti esto, etc.” Buscar culpables cuando las cosas no van bien no suele traer buenas consecuencias. Esta forma de ser puede predecir una inevitable ruptura por la costumbre de proyectar en el otro todas las culpas. En cambio, las parejas resilientes se focalizan en resolver el problema, no en culpabilizarse uno al otro.

NO HAY TEMOR A MOSTRARSE VULNERABLES

Las personas bien adaptadas en la práctica de la resiliencia no temen expresar sus emociones como miedo, tristeza o angustia, o sea, manifestar a la otra persona cada sensación, cada necesidad, pues esta intimidad fortalece la relación de pareja y la hace crecer en confianza. Pocas cosas hay más importantes que mostrarnos ante el ser amado tal como somos y sentimos.

El sentido del humor y la positividad, siempre presentes en las personas triunfadoras, el buen ánimo y la voluntad de sacar siempre una sonrisa al ser amado son rasgos enriquecedores y resilientes. Es ver el lado bueno de cada situación, en pensar que siempre habrá salidas a los problemas, soluciones ante cada problema.

ES UN COMPROMISO A LARGO PLAZO

A las relaciones felices y estables las define un equilibrio de poder que ayuda a ambos, pues ninguno es más que el otro. Nadie decide por los dos, sino que cada paso y decisión se toma en armonía y colaboración. En ese feliz vínculo, los dos miembros ven la otra parte como su principal prioridad y, por ello, lo cuidan, se preocupan y atienden su relación con esa persona día a día.

La resiliencia es esa energía invisible que los lleva a avanzar ante cada reto, a levantarse el uno al otro cuando alguno cae. Pocas cosas conforman con tanta seguridad el bienestar emocional en una pareja en ese proyecto afectivo construido entre dos.