Lo que necesitas hacer para ser exitoso en tu puesto de trabajo

Avanzar exitosamente hacia adelante en cualquier puesto de trabajo, promociones incluidas, es el resultado de la combinación de varios factores actuando al unísono.

Aunque ciertamente influyen, no son las habilidades profesionales las más importantes para lograr este objetivo sino las llamadas y conocidas como “habilidades blandas”.

En lo referente al medio laboral, las habilidades “duras” son todas aquellas competencias que se vinculan a las habilidades personales en una carrera, sector o tipo de trabajo en sí mismo, quienes permiten encontrar una buena plaza en un puesto de trabajo determinado, sea o no especializado o profesional.

Sin embargo, existe la gran mayoría de especialistas, profesionales, técnicos especializados o simples trabajadores que a pesar de ser dedicados y competentes  en lo que hacen, nunca alcanzan la cima en su vida laboral, y otros, que sin dejar de ser bien preparados, pudieran no ser tan talentosos pero avanzan  con determinadas habilidades, naturales o aprendidas,  lograron el éxito o el reconocimiento, y por supuesto, los ascensos,  los viajes, las menciones y muchas otras cosas buenas.

¿DÓNDE ESTÁ LA MAGIA?

Se encuentra en las llamadas  “habilidades blandas”, es decir, las capacidades o características, innatas o aprendidas, que incluyen desde los hábitos de trabajo hasta el desenvolvimiento en lo social, así como también el auto conocimiento, la capacidad de liderazgo y el manejo inteligente de las emociones propias y ajenas.

Son habilidades que complementan a las “duras”, nunca las sustituyen pero marcan la diferencia al momento de conseguir el tan ansiado y buscado éxito o determinados beneficios morales o materiales. Están presentes en todas las personas, aunque  son pocos quienes saben sacarles el provecho debido.

Son las competencias, comportamientos o hábitos que te diferencian de los demás. Es decir, aquello que te distingue de tus compañeros, colegas y competidores. Son empleadas para conseguir un buen puesto de trabajo, para obtener una promoción, solucionar un problema, comenzar un prometedor y ambiciosos proyecto o para relacionarse provechosamente con otras personas.

Todos los centros de trabajo aspiran contratar a un profesional competente, pero también al que demuestre sus valores, su energía, su sentido de pertenencia y su eficiencia en cualquier puesto de trabajo. Se pueden tener decenas de diplomas, títulos o maestrías y nunca alcanzar el éxito o el puesto deseado. ¿Por qué? Porque todavía se necesita pulir o estudiar minuciosamente las “habilidades blandas”.

PERO FINALMENTE ¿QUÉ SON LAS “HABILIDADES BLANDAS”?

Una de las más importantes son las habilidades sociales. Se puede ser muy competente en relación a la especialidad a desarrollar pero quien no puede transmitirlo a los demás, le es muy  difícil llegar muy lejos. Las personas exitosas son quienes pueden comprender qué es lo que motiva a un grupo y a su vez pueden relacionarse con los demás desde el punto de vista emocional. Se hacen notar por su calidad como persona.

Las personas con estas valiosas habilidades son abiertos a la crítica constructiva y saben manejas a las destructivas sin inútiles y perjudiciales exaltaciones.

A nadie le gusta ser criticado, sobre todo cuando existe una buena autoestima en relación a lo que se hace. No obstante, estar abiertos y receptivos a las opiniones o evaluaciones diferentes, es fundamental para poder lograr el éxito profesional.

Se debe tener en cuenta que muy buenos consejos pueden llegar de la persona menos esperada; puede no contar con  la misma experiencia, ni con una respetable  titularidad. Pero puede ser capaz por su inteligencia natural y sagacidad, de  aportar una mirada más fresca y objetiva en relación al trabajo de cualquiera.

Jamás ponerse a la defensiva o irritado cuando se reciban críticas, pues es un camino seguro al fracaso. Entre las habilidades blandas, es fundamental escuchar y valorar en silencio las críticas, analizarlas a profundidad y si es necesario, cambiar el rumbo. Es preciso ser honesto con uno mismo y reconocer y solucionar los errores mientras se está a tiempo.

En otro importante lugar se encuentran los hábitos de eficiencia y productividad. Se deben convertir en costumbre los sustentadores de la eficiencia y para eso es fundamental armar una rutina automática diaria utilizando una agenda, herramienta pequeña pero esencial para alcanzar a lo que se aspira; en ella se debe anotar todos los asuntos de cada día, importantes o no, incluso con semanas o meses de anticipación, llevar una guía de los teléfonos esenciales y apuntar algún que otro pensamiento, de esos que deben repasarse cada cierto tiempo pues dan inspiración y crecimiento. La mayoría de los profesionales más fructíferos no dejan ni a sol ni a sombra su agenda, donde colocan recordatorios para avisarles la próxima reunión, etc. Por eso son siempre puntuales y mantienen una rutina de trabajo diaria muy productiva y que no deja lugar para las distracciones y los olvidos. Todo muy simple, pues solo hay que recordar abrir la agenda dos o tres veces al día.

Para el descanso, la diversión y las diversiones personales, queda su planificación para después de terminada la jornada planificada cualesquiera sean sus horas, pues hay tiempo para todo.

Es imprescindible dormir lo suficiente, pues si estás más cansado rendirás menos, alimentarse sanamente, mantener un peso saludables, hacer diez o quince minutos de gimnasia casera o de calentamiento un par de veces al día, fundamentalmente con ejercicios de respiraciones profundas, extensión y flexión con las  repeticiones requeridas; relajarse, olvidarse de los problemas mortificantes y cuando llegue una repentina inspiración con la solución de algún asunto, sin importar la hora anotarla en la agenda siempre a mano para que no se olvide. Y por supuesto, nada de hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol. Eso también forma parte de los hábitos productivos de las personas exitosas, aunque no siempre  lo digan.