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martes, 26 de noviembre de 2024

Bebidas alcohólicas y cáncer

Ha sido demostrado sin lugar a dudas como las bebidas alcohólicas tienen efectos cancerígenos...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 03/10/2016
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Ha sido demostrado sin lugar a dudas como las bebidas alcohólicas tienen efectos cancerígenos. De forma concluyente se ha comprobado desde hace tiempo  la relación del alcohol con siete tipos de cáncer: de la boca y la faringe, los llamados cánceres bucofaríngeo, además de aquellos localizados en  laringe, esófago, hígado, colon, recto y mama femenina.

Y es muy probable sea el causante de unos cuantos más. O sea, de forma resumida, el alcohol produce cáncer.

Los cálculos en la actualidad indican como los tipos de cáncer atribuibles al alcohol en las siete zonas mencionadas pueden constituir 5,8 por ciento de todas las muertes por cáncer a nivel mundial.

SE MULTIPLICA EL RIESGO

En relación con  los tumores malignos de boca, faringe, laringe y esófago, existe un vínculo bien reconocido del alcohol con el tabaquismo, pues es frecuente en los bebedores el consumo de tabaco.

Esto multiplica muchísimas veces el riesgo de padecer cáncer en las regiones mencionadas. Pero también otros tipos de tumores malignos probablemente son causados por el alcohol asociado a sus malas compañías.

LAS RAZONES DEL DESASTRE

Las causas puntuales de cómo el alcohol, bien sea solo o en combinación con el tabaquismo, es capaz de producir cáncer no se comprenden actualmente con exactitud, aunque está  la evidencia biológica para sustentar esta teoría.

El alcohol entra en las células del organismo humano con mucha facilidad y luego es convertido en acetaldehído, lo cual puede dañar con relativa habilidad al ADN de dichas células. Entonces es muy posible su cancerización debido a esta distorsión del ADN celular.

Existen personas mucho más susceptibles en relación a otras, pero hoy es imposible determinar esta diferencia. O sea, por este mecanismo el alcohol se convierte en un carcinógeno bien demostrado para cualquiera.

Felizmente se ha comprobado además como el riesgo para algunos de estos tipos de cáncer como el del esófago, cabeza y cuello y del hígado se atenúa cuando cesa el consumo de alcohol.

NO SE PUEDE DUDAR

En un análisis estadístico sobre el tema publicado en la revista Addiction se confirman estas aseveraciones.

En la prensa mundial a menudo utilizan expresiones donde se incorpora una relación causal implícita entre el alcohol y el cáncer, pero fácilmente interpretadas como algo menos directo a lo que sucede con la adicción al tabaco.

Estos mensajes, en general, pueden resultar confusos. Sin embargo, en el ámbito científico existe  evidencia epidemiológica suficiente para respaldar una relación causal y directa entre el consumo de alcohol y los tumores malignos.

“Deja de beber alcohol” debiera ser un mensaje tan directo como “Deja de fumar”.

El consumo crónico y excesivo de alcohol conlleva a una amplia gama de problemas de salud como el cáncer. No obstante, no hay un nivel seguro de ingestión de bebidas en relación al cáncer. Cualquier cantidad de alcohol ingerido aumenta el riesgo de padecer de esta enfermedad.

DERECHO DE LAS PERSONAS

Todas y todos tienen derecho a saber sobre la repercusión del alcohol en su salud y su vinculación con el cáncer. Así se pueden tomar decisiones con conocimiento de causa respecto a las bebidas alcohólicas. El público debe concientizar la relación causal entre el alcohol y el cáncer.

En estos momentos se están reuniendo investigaciones en las que se muestran el vínculo del alcohol con el  cáncer de páncreas, próstata y piel.

La New Zealand Medical Association, la Cancer Society of New Zealand y la National Heart Foundation han adoptado declaraciones de posturas basadas en la evidencia donde se desacreditan los beneficios cardiovasculares como una motivación para beber y, al mismo tiempo, resaltan los riesgos de cáncer debido a la ingestión de bebidas alcohólicas.

La promoción de los beneficios para la salud vinculados al consumo de cantidades moderadas de bebidas alcohólicas se ve cada vez más como engañoso o irrelevante en comparación con el incremento del riesgo de una serie de tipos de cáncer.

El mensaje es claro y concluyente. Cada cual lo debe aplicar de la manera más ventajosa para sí mismo.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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